La gastronomía de Toledo se caracteriza por ser de secano y por el hecho de estar muy identificada con la cocina castellana.
Sus platos se elaboran gracias a la caza menor de presas como la perdiz o las aves domésticas, las cuales son algunos de los ingredientes más característicos de su menú.
Una historia de naciones y sabores
La historia de la gastronomía toledana se sustenta sobre el largo andar del tiempo en donde se adoptaron especias, ingredientes y costumbres gastronómicas de pueblos muy diversos.
Los romanos, árabes, visigodos, judíos, cristianos y muchos otros que lentamente fueron creando una auténtica impronta culinaria en estas tierras castellanas.
Tanta ha sido la longeva tradición gastronómica de esta provincia que el primer libro sobre el arte de cocinar en idioma castellano se publicó en Toledo en 1529. Este tratado culinario, escrito por Ruperto de Nola y bautizado como “El Libro de Guisados”, fue un auténtico impulso para aprender el arte culinario y contó con el entusiasta apoyo del emperador Carlos V.
Pero no fue ese el único aporte bibliográfico de Toledo. En 1592 aparecería el que fue también el primer libro sobre repostería en lengua castellana llamado “Los quatro libros del arte de la confitería” escrito por Miguel de Baeza.
Estos dos libros, escritos con apenas pocas décadas de diferencia durante el siglo XVI, tuvieron una extraordinaria repercusión dentro del imaginario colectivo y se convirtieron en libros de cabecera para los futuros chefs y reposteros toledanos y españoles.
Una tierra láctea
Al igual que en las demás provincias de Castilla, Toledo es una tierra donde la producción de quesos y derivados lácteos es abundante, en particular los quesos de leche de oveja.
La cocina toledana destaca por su gusto y sabor expresivo que contrasta con la, en apariencia, sencillez de sus preparaciones que encierran una mística y un saber culinario que está profundamente arraigado en el alma toledana, no por casualidad se hizo famosa la expresión “de Toledo, cochero o cocinero”.
Sabor e intensidad a partes iguales
Además de sus productos lácteos, el arte culinario toledano se sustenta en ingredientes claves como el azafrán, cuyo cultivo es tan arraigado y valioso que cuenta con su propia denominación de origen.
Este amor por la cocina ha resultado en toda una gama de platos y elaboraciones que, si bien cuentan con ingredientes muy sencillos, son muy gustosos, exquisitos y de una gran popularidad. Entre estos platos podemos resaltar las migas y el pisto manchego, así como hortalizas y aves domésticas en escabeche.
Entre sus ingredientes destacan el aceite de oliva, vinos, carnero, cordero y gallina, las cuales se utilizan para preparar perdiz estofada y perdiz a la toledana, cocidos de res, pucheros, migas, gallina en pepitoria, venado en su salsa y guisos de carnero, entre otros.
Carcamusas, mazapán y vinos
Entre los guisos tradicionales resalta la carcamusa elaborado con carne magra del cerdo a la que se le añade verduras, tomate y en ciertas ocasiones chorizo y jamón.
Pero sin duda uno de los platos de mayor popularidad que posee la cocina toledana es uno de sus postres, el mazapán, el cual se elabora por igual en locales comerciales, restaurantes, hogares y conventos de toda la región.
El norte de la provincia de Toledo también destaca en la producción de vinos con una Denominación de Origen bautizada como Méntrida, que se caracteriza por un rendimiento limitado de la uva producto del duro clima de la región, lo que le aporta al vino un fuerte aroma a frutas, un color precioso y un sabor intenso característico.
Arraigada tradición con carácter internacional
Como es lógico de esperar, la inmensa tradición gastronómica de Toledo la ha hecho epicentro de muchos restaurantes, tanto de comida tradicional como internacional, en donde la mística culinaria se mantiene intacta, así como las raíces idiosincráticas de su cocina.
Hablamos de auténticos establecimientos gastronómicos gerenciados y administrados por chefs de renombre mundial y con un conocimiento que se ampara en la filosofía toledana.
Usan ingredientes ordinarios, una preparación (en apariencia) sencilla y un auténtico amor por la elaboración en todas las recetas que dan como resultado preparaciones abundantes y exquisitas de enorme calidad.