El territorio donde actualmente se encuentra Madrid fue ocupado por las tropas romanas en su guerra contra Cartago y después de la victoria fue dividida en tres provincias, una de ellas la que actualmente ocupa la capital de España en el 27 a. C.
Al principio era una provincia sin ninguna importancia estratégica y funcionaba como asentamiento rural, de esa forma se mantuvo por espacio de varios siglos hasta que en el siglo IX el emir de Córdoba, Muhammad I, refuerza el asentamiento con una fortificación y la ciudad comienza a florecer con grandes obras de envergadura.
Esta situación se mantuvo hasta que en 1085 Alfonso VI de León toma la ciudad sin resistencia alguna después de un largo sitio y se anexa con la denominación de villa del Reino de León.
Edad Media, capitalidad y siglo de Oro
Desde un principio Madrid se convirtió en un enclave estratégico para las tropas cristianas de la reconquista sufriendo ataques prolongados y constantes. Su importancia queda reflejada en el hecho de ser designada como ciudad de manera temprana, y a lo largo del siglo XIV, y parte del XV, las Cortes del Reino de Castilla eligieron la villa para las reuniones de Estado.
Después de la Guerra de las Comunidades la influencia de Madrid se refuerza y el 13 de febrero de 1561 es designada como la capital aglutinando los diferentes reinos bajo el mando de Felipe II.
Como capital del reino, Madrid experimentó un auténtico boom en su reordenamiento urbano y en la construcción de edificios, palacios, instituciones de gobierno y convirtieron a la ciudad en el centro del, en ese entonces, reino más poderoso e influyente de toda Europa.
Así como su urbanismo crece de manera exponencial la población aumenta de manera dramática, no solo en lo relativo a los cargos burocráticos, sino de empresarios, comerciantes y artistas que vieron en Madrid el lugar perfecto para crecer y prosperar.
El crecimiento de Madrid fue un suceso tan extraordinario que en 1625 Felipe IV ordenó derrumbar las enormes murallas defensivas que custodiaban la ciudad creando la denominada “última cerca de Madrid”.
Durante los siglos XVII y XVIII Madrid ejercería la mayor influencia de corte alguna en todo el mundo conocido debido a sus inmensas colonias en el continente americano, África y en Filipinas, afianzando sus enormes canales comerciales y diplomáticos, convirtiendo la capital de España en el centro de Europa, y por ende, del mundo.
De hecho, durante el llamado Siglo de Oro, Madrid experimentaría un crecimiento inusitado en el campo de las artes y la cultura que se vería coronado con la inauguración de El Salón del Prado (luego Museo del Prado) en donde se alojaría la más espectacular colección de obras de arte de la corona española, únicamente superado en ese momento por el Louvre de París.
Guerra de independencia y decadencia
A comienzos del siglo XIX se desarrolla uno de los eventos más traumáticos para la ciudad cuando las tropas napoleónicas invaden España, lo que obliga a Madrid a atrincherarse y llevar a cabo una cruenta guerra de guerrillas en donde fue necesario sacrificar zonas urbanas enteras para contener a los invasores.
Después de expulsados los franceses a lo largo de varios años de guerra, el crecimiento demográfico de la ciudad no se detuvo, pero la situación económica se agravó necesitándose aplicar medidas draconianas a lo largo del siglo XIX, entre ellas la desamortización que afectó muchos inmuebles.
Para 1868 se derrumba “la última cerca de Madrid” y se lleva a cabo El Ensanche con el objetivo de que la ciudad pudiera crecer de forma más ordenada y orgánica mediante un ambicioso plan de reordenamiento urbano que se extendió a lo largo de décadas hasta bien entrado el comienzo del siglo XX.
Sin embargo, la corona española entró en una fase de decadencia perdiendo las últimas colonias americanas y asiáticas después de la desastrosa guerra contra Estados Unidos. Lentamente se estaba generando el cambio más dramático de todos.
Guerra Civil, franquismo, democracia y futuro
En 1931 la segunda república se instala en España lo que de inmediato convirtió a Madrid en el foco del nuevo gobierno republicano.
Los cambios radicales llevados a cabo por el gobierno y la grave depresión económica heredada de 1929 originaron un período de grave inestabilidad política que desencadenó la Guerra Civil en 1936.
Si bien en un principio el alzamiento fue rápidamente aplacado en la capital, en poco tiempo la ciudad se atrincheró y sufrió cruentas y sangrientas batallas que afectaron en gran medida valiosos edificios patrimoniales e históricos y la crisis económica empeoró.
Después de finalizada la guerra, Madrid recuperó su impulso económico y demográfico experimentando un nuevo rediseño urbano que conservó gran parte del legado patrimonial y ensanchó, aún más, los límites de la capital, lo que se mantuvo hasta la llegada de la democracia, en los que la ciudad se convirtió en protagonista de la transición.
La democracia y posterior entrada en la Unión Europea influyeron de manera muy positiva en Madrid creciendo y desarrollándose como una urbe moderna y pujante en donde múltiples motores económicos actúan en simultáneo, siendo el turismo uno de los principales caballos de batalla.