Debido a que Madrid era la capital de todo el basto imperio español absorbió inmensas influencias a lo largo de los siglos a nivel artístico, cultural y político, y la gastronomía no escapó de ese impresionante oleaje de sabores.
Capital de sabores
Además de ser el centro del mundo hispánico, Madrid también se benefició de su situación geográfica en donde el cardo borriquero, la oliva, el melón y las fresas encontraron un nicho perfecto para una extraordinaria explosión de deliciosos platos que la han hecho famosa en todo el mundo.
La cocina madrileña también es rica en verduras y frutas que son fundamentales en muchos de sus preparados y elaboraciones, es aquí en donde encontramos exquisiteces mundialmente conocidas como el melón con jamón y las fresas de Aranjuez. Asimismo, las bellotas y almendras son la base de muchos de sus postres o el garbanzo, indispensable en guisos como el cocido madrileño o los judiones de la Granja.
El menú madrileño es excelso en verduras encurtidas como los pepinillos, escabeches, aceitunas o berenjenas, todas ellas muy populares en sus tapas o en sus ensaladas.
Mar y tierra
Después de la reconquista y de establecerse como capital del reino, Madrid rápidamente se convirtió en un lugar de gran consumo de carne de cacería y casquería, lo que originó una gran cantidad de platos como las gallinejas, los callos, los entresijos y los zarajos, entre muchos otros.
Además de sus platos de carne vacuna y porcina, Madrid es célebre por sus platos a base de faisán, jabalí, gamo y perdiz, que también se desarrollaron en una extensa provisión de embutidos.
Algo interesante es que, si bien Madrid no tiene costa, posee muchos platos típicos basados en productos de mar, en especial bacalaos, mariscos, calamares, sardinas y truchas, todos ellos presentes en salazones, frituras y platos a la plancha acompañados de gambas al ajillo, en gabardina, a la plancha y la malagueña.
Tapas, fondas y restaurantes
La gastronomía madrileña va de la mano de sus tapas, sus fondas y de sus restaurantes. El llamado “tapeo madrileño” es parte de su tradición culinaria y muchas de sus tapas, acompañadas de un buen vino o de una cerveza, se ha convertido en algo mundialmente famoso y que atrae una gran cantidad de turistas deseosos por probar la fina y exquisita gastronomía de la capital española.
Entre sus muchas tapas figuran las orejas a la plancha, los entresijos y gallinejas, las gambas al ajillo, las croquetas de bacalao, los pinchos de tortilla, los bocadillos de calamares, la tortilla de patatas, los soldaditos de Pavía y los huevos estrellados.
Las populares fondas madrileñas, y después sus restaurantes, fueron moldeando el nacimiento de una extraordinaria carta gastronómica. Destaca el popular cocido madrileño elaborado con verduras, carne vacuna, embutidos y hortalizas, los famosos callos a la madrileña, la sopa de ajo, el besugo, las judías al estilo tío Lucas y la ensalada San Isidro.
Cabe destacar que en Madrid existen muchos restaurantes con la máxima distinción internacional gracias a sus exquisitos platos preparados por algunos de los chefs más importantes a nivel mundial.
Repostería fina y un excelso catálogo de bebidas
No se puede hablar de Madrid sin mencionar sus exquisitos dulces y su excelente cata de bebidas.
Desde tiempos inmemoriales la repostería madrileña destacó por su interesante menú que suele comerse en fechas muy determinadas, ya sea en romerías o verbenas.
Por ejemplo, destacan sus turrones, rosquillas, caramelos de violeta, mazapanes y bizcochos, así como las preparaciones hechas con chocolate y por supuesto los mundialmente populares churros.
La carta de bebidas que se consumen en Madrid también es espléndida, en especial durante los calurosos meses de verano. Madrid está rodeada por tres zonas vinícolas con más de 20 mil hectáreas, lo que la han convertido en uno de los centros de producción de vinos más importantes de los cuales se exportan sus célebres vinos tintos, espumosos y blancos, todos con denominación de origen.