La Plaza de la Independencia de Girona es una imponente plaza de estilo neoclásico que posee una larga columnata y un porche con exóticos arcos semicirculares y cuya obra se alargó desde 1856 hasta una nueva serie de reformas que se concluyeron a finales de 1869.
Originalmente el terreno de la actual plaza estaba ocupado por un convento y una serie de huertas que sufrieron los efectos de la desamortización de mediados del siglo XIX. En el año 1855, el afamado arquitecto Martí Sureda i Deulovol le presentó al Ayuntamiento el proyecto de una urbanización que contara con una inmensa plaza porticada que incluyera un modelo con fachada bien definida y con un conjunto urbano homogéneo.
El ambicioso proyecto incluía, además del porche con los arcos semicirculares, tres plantas con balcones y buhardillas con aberturas de forma cuadrada de las cuales se llegaron a terminar dos fachadas laterales y posteriormente, a finales del siglo XX, se finalizaron las otra dos, creando toda una plaza porticada como era su diseño original.
En el año 1894 se sustituyó la enorme columna que conmemoraba la Constitución por una escultura en bronce dedicada a honrar a los defensores de Girona.
En la actualidad la Plaza de la Independencia de Girona es uno de los lugares más agradables de la ciudad, además de ser un punto de encuentro común debido a sus inmensas áreas, a la tranquilidad del recinto, y por está rodeada de muchos otros lugares de interés, así como locales, bares y restaurantes que le dan un gran atractivo entre los turistas y visitantes.
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