En la Ciudad Vieja de Barcelona se encuentra la Basílica de los Santos Mártires Justo y Pastor, de estilo gótico, y que está considerada una de las iglesias más antiguas de toda España. Sin embargo, su antigüedad está en entredicho ya que la tradición asegura que se remonta al siglo IV, pero los documentos oficiales hablan del patrocinio del rey Luis el Piadoso para construir el templo en 801 y la posterior advocación desde el siglo X.
Lo cierto es que los trabajos de “remodelación” del templo se alargaron desde 1342 hasta 1574, convirtiendo a esta basílica en el último templo de estilo gótico barcelonés. Los añadidos, remodelaciones y reformas continuaron a lo largo de los siguientes siglos, incluyendo el campanario y la fachada en el siglo XVI, el desplazamiento del coro y el ábside en el siglo XIX y la reconstrucción de la capilla en 1904.
Las fachadas de la basílica son simples y austeras, con la fachada principal presentando una columna semioctogonal a su derecha. Su diseño presenta una nave central con cinco tramos abovedados por crucerías y con claves policromadas, seis capillas rectangulares entre sus contrafuertes por cada lado y un ábside poligonal, además de espectaculares y fastuosas vidrieras en las ventanas caladas del siglo XVI a lo largo de su parte superior.
En el interior, el templo preserva incontables obras de arte de gran valor como las esculturas de Venancio Vallmitjana y Agapito Vallmitjana, así como un espléndido retablo catalán del siglo XVI que representa la Pasión pintado por el excelso artista Pere Nunyes entre los años de 1528 y 1530, además de una impresionante imagen de la Virgen de la Candelaria donada por la Casa Canaria de Cataluña en el año 2002.
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