El nacimiento como núcleo urbano organizado de San Sebastián se remonta aproximadamente entre el 50 y el 200 a. C. durante la ocupación romana, sin embargo, la fundación de la ciudad como tal ocurre en 1180 bajo el mando del rey de Navarra Sancho el Sabio con el objetivo de fungir como puerto marítimo.
Desde temprano este enclave fue víctima continua de las guerras intestinas entre los distintos reinos españoles hasta que durante la reconquista fue ocupada por los Reyes de Castilla en 1248.
A partir de esta fecha San Sebastián vivió etapas contrastantes entre un esplendor comercial y los continuos incendios que sufrió a lo largo de los siguientes 250 años y sus reiteradas y posteriores reconstrucciones.
Plaza militar y mercantil
Con la llegada de 1475 la villa de San Sebastián se había convertido en un auténtico emporio económico, mercantil y militar gracias a su ubicación estratégica y a su codiciado puerto con una de las mejores rutas comerciales que, además, gozaba de una espléndida defensa naval fortificada.
Esta estratégica situación fue fundamental en la lucha de la marina española en contra de franceses, ingleses y holandeses a lo largo de los siguientes 400 años.
Gracias a sus éxitos navales y comerciales, en 1662 Felipe IV le concedió el título de ciudad, lo que enseguida aumentó, aún más, su poder económico y militar dentro de su área de influencia geográfica.
Esta bonanza y esplendor se vio opacado con la invasión de las tropas francesas en 1808 y la rápida toma de la ciudad y del puerto. Después de largas escaramuzas que se sucedieron a lo largo de los años, finalmente en 1813 las tropas inglesas y portuguesas arrasaron la ciudad quedando en pie apenas 35 casas.
La ciudad había quedado muy debilitada y disminuida al finalizar la guerra, cosa que se evidenció durante una nueva invasión francesa en 1823. Durante el resto del tumultuoso siglo XIX San Sebastián fue escenario de enfrentamientos entre distintas facciones por el control político y económico, tanto de la ciudad como del puerto.
Esta situación cambió por completo al recuperar la ciudad su antiguo esplendor al ser designada capital de provincia y puerto habilitado para comerciar con América.
A partir de esa fecha la ciudad experimentó un cambio profundo en su marco urbano al derribar las antiguas murallas defensivas medievales, expandir sus límites geográficos y poner en marcha un ambicioso plan de reordenamiento urbano con el fin de modernizar la ciudad.
La Belle Époque y la Guerra Civil
Para 1885 San Sebastián se había convertido en la residencia de veraneo de la realeza española, lo que tuvo como consecuencia un despegue socioeconómico y reputacional, convirtiéndose en una de las ciudades más interesantes y cosmopolita de toda Europa.
Esta nueva situación privilegiada se tradujo en la construcción de museos, escuelas de artes y oficios, centros culturales e innumerables hoteles y casinos de lujo, todo construido con un enorme atractivo arquitectónico, lo que elevó su atractivo turístico.
Durante buena parte del siglo XX la ciudad se había convertido en sede de académicos, artistas, empresarios y familias de alta alcurnia, viviendo un momento de esplendor sin igual.
Sin embargo, San Sebastián sufre el impacto del crack de 1929 y la inestabilidad política, siendo la ciudad escenario del Pacto de San Sebastián en 1930 que fue la base fundacional para la Segunda República instalada en 1931.
Al estallar la Guerra Civil en 1936, San Sebastián quedó en manos del bando sublevado desde muy temprano. Después de la guerra, la ciudad fue decretada Capital de Veraneo en donde Franco residía durante los meses de verano hasta su muerte.
Democracia y un futuro brillante
Bajo el mando franquista San Sebastián vivió un gran esplendor gracias al llamado Ensanche que agrandó sus límites, se crearon nuevas zonas urbanas y se inauguraron nuevos y más espectaculares casinos y hoteles, incrementando su fama como sitio turístico de veraneo.
En 1953 la ciudad aumentó más su fama y atractivo al ser la sede del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, uno de los certámenes audiovisuales más importantes y prestigiosos de Europa e Hispanoamérica.
Con la llegada de la democracia San Sebastián obtuvo un nuevo reimpulso gracias a la entrada de España en la Unión Europea, lo que se tradujo en una gran cantidad de obras de infraestructura que repotenciaron el turismo.
Para el nuevo siglo, San Sebastián enfrenta sus grandes retos y dificultades con ambiciosos planes a largo plazo como el reordenamiento urbano enfocado en el cuidado del medio ambiente mediante un sistema industrial sostenible y a una mejor redistribución de los ingresos para paliar los problemas sociales.
Estas medidas han hecho de San Sebastián una de las ciudades más atractivas y populares de España a nivel turístico y comercial.