El arte culinario de Zaragoza recibe una fuerte influencia manchega y navarra, lo que produce que en muchas de sus elaboraciones aparezca la denominación a la baturra o a la aragonesa para identificar el origen del plato.
Una historia de cereales y carne
A lo largo de los siglos Zaragoza destacó por sus enormes campos de cereales que hacían posible una basta e importante producción panadera y de subproductos, como por ejemplo sus famosas migas, las cuales pueden combinarse con frijoles, huevo, morcilla, picadillo de chorizo, riñones de cordero y tomate.
El segundo aspecto a destacar es la importante industria ganadera de la que se beneficia Zaragoza, en especial del cordero, que hizo posible cimentar una tradición culinaria de enorme importancia y que trascendió más allá de los límites de la provincia.
Fue tanta la importancia que tuvo Zaragoza que en el año 1758 el fraile Juan de Altamiras publicó el “Nuevo Arte de la Cocina”, un recetario que describía en detalle las preparaciones más importantes de la cocina aragonesa.
La publicación de este recetario generó un enorme interés entre los chefs más importantes de Europa e incrementó la fama de Zaragoza como una ciudad de enorme importancia gastronómica en España, recibiendo, además, una influencia notoria de la cocina francesa del siglo XVIII.
Productos de calidad
La actividad ganadera del cordero y reses logró traducirse en una serie de exquisitas preparaciones que son la base de la dieta proteínica de Zaragoza. Las costillas de cordero a la baturra, la pepitoria de Mainar, el ternasco a la pastora, los salmorejos de cordero, el cabrito asado y los sesos con tomate son apenas algunos de los muchos platos del extenso menú zaragozano.
Las preparaciones con cerdo y sus embutidos también tienen una enorme importancia como el exquisito lomo de cerdo a la zaragozana y las magras con tomate.
La volatería también está muy desarrollada siendo el pollo tostado de Sádaba, las pechugas de pollo a la aragonesa, la pepitoria de gallina y las pochas con codorniz los platos más destacados.
Los productos del mar también poseen una gran representación en la mesa zaragozana, en especial gracias al bacalao, que se utiliza en la elaboración de exquisitos guisos con patatas y al ajoarriero. Otros pescados de gran valía son las carpas, barbos, anguilas, madrillas y el congrio, con el que se hace el exótico plato de congrio con huevos a la bilbilitana, y finalmente las sardinas que se pueden preparar en guisos, al escabeche y en salazones.
Verduras y frutas
Los campos fértiles de Zaragoza también ofrecen una inusitada variedad en frutas y verduras donde destacan los melocotones, aceitunas, manzanas, patatas, nabos, borrajas, arroz y acelgas.
Todos estos ingredientes de sus granjas y huertas hacen posible un nutrido menú de platos populares y exquisitos en donde destacan el arroz al vino, la menestra de verduras, la cual es una de sus creaciones más refinadas y afamadas, los cardos con bechamel, un plato muy popular durante las celebraciones decembrinas.
La producción de aceituna no es tan elevada como en otras regiones, pero la de Zaragoza se aprovecha para refinar un aceite de oliva de alta calidad que se utiliza en la gran mayoría de sus preparados y guisos de carne y pescado.
Repostería abundante y exquisita
Gracias a la abundante y fructífera producción de trigo que se explota en toda la provincia, la repostería zaragozana se ha aprovechado para crear toda una serie de espectaculares postres dulces y salados como sus famosas cocas, dobladillos y los farinosos, entre otras masas horneadas.
Entre las muchas otras elaboraciones están los adoquines de Calatayud, unos caramelos en forma de adoquín, las almojábanas de Daroca, las deliciosas tortas escaldadas, los roscos de Sástago, el pan dulce elaborado en Borja, el fullatre de Tauste, las guindas y cerezas al marrasquino, y las trenzas de almudévar.
Otros postres muy populares de Zaragoza tienen un claro origen manchego y navarro como lo son los bizcochos baturros de Alhama de Aragón, las migas con chocolate de navarra y las yemas dobles de Sádaba.