La gastronomía vallisoletana se fundamenta principalmente en platos con carnes y embutidos, siendo el asado castellano el más representativo y uno de los más populares de esta ciudad perteneciente a Castilla y León.
La enorme importancia gastronómica de esta ciudad surgió a raíz de la enorme influencia que ejerció Valladolid sobre la Corte de los Reyes Católicos a finales del siglo XV, lo que se tradujo en un impulso en sus creaciones culinarias.
Tierra de carnes, cereales y hortalizas
La tierra vallisoletana es fértil y generosa tanto en hortalizas como en cereales como el maíz, trigo, cebada y centeno, además de guisantes, coliflor y alubias.
Estos ingredientes son claves para una serie de platos muy importantes en la dieta como el cocido castellano con pelotas, la sopa de ajo, las alubias con patuño de cerdo y la sopa de chicharos.
La inmensa variedad de cereales hace posible la elaboración de panes y productos derivados de excelente calidad y que potencian su selecto menú.
Además del ya mencionado asado castellano, la cocina de Valladolid se caracteriza por exquisitos platos con carne y embutidos que se han ganado una merecida fama por su calidad y extraordinario sabor.
Entre las principales elaboraciones se incluyen los asados de cordero, lechón y cochinillo, el pincho de lechazo, la morcilla de cebolla, las chitas, un embutido muy apreciado que se elabora a base de la carne de lechón adobada, las salchichas de Zaratán y la muy popular tortilla de chorizo.
Los dulces festines santorales
Una de las principales características de la idiosincrasia vallisoletana es la preparación de dulces tradicionales durante los días festivos del santoral.
Entre los más importantes están los dulces típicos que se consumen durante la Semana Santa como son los hojaldres y las pastas secas.
Durante el Día de Reyes es común que en medio de las festividades se consuma el tradicional roscón de reyes y es habitual que durante las festividades de la Virgen de San Lorenzo, Halloween y el Día de Todos los Santos se coman los populares buñuelos y huesos de santo.
Al llegar la época decembrina la gastronomía de Valladolid se hace mucho más abundante y generosa destacando los polvorones, turrones, los mazapanes y las peladillas, además del chocolate con churros que suele acompañar los grandes banquetes.
Y es aquí bueno acotar que no solo se trata de dulces, en navidad es habitual los elaborados menús que incluyen cochinillo, pavo, cordero, capón, langostinos y camarones, pularda y por supuesto las tradicionales 12 uvas que se comen al dar las 12 campanadas anunciando el año nuevo.
Además de las celebraciones santorales también se preparan otros dulces y postres típicos. Destacan la bolla de chicharrones, los mantecados de Portillo, los roscos de yema y en especial el arroz con leche, que es uno de los dulces más populares en Valladolid.
El tesoro de la vid
Las tierras castellanas poseen una larga tradición vinícola. Se trata de una tierra con una gran historia que se remonta a los tiempos en que Valladolid era la cuna de los vinos consumidos en la corte de los Reyes Católicos, siendo Rueda la denominación de origen que identificaba a dichos vinos.
La enorme celebridad que poseen los vinos vallisoletanos se debe a la calidad de su uva sauyignon de la que se extraen vinos tintos, rosados, espumosos y de licor.