La historia de Salamanca va estrechamente ligada al arte, la cultura y el patrimonio histórico de España y todo occidente, no en balde ha sido testigo de innumerables hechos históricos de altísima importancia.
Fue el lugar donde se creó la primera gramática castellana, el sitio en donde se dieron los preparativos para el viaje de Colón, la ciudad en donde se formularon los derechos de los indígenas americanos durante la conquista y hogar de la primera mujer universitaria de todo el mundo, Beatriz Galindo, y de la primera profesora universitaria del mundo, Luisa de Medrano, ambas en la Universidad de Salamanca.
Los orígenes
El primer asentamiento humano organizado se remonta al siglo X a. C. desde donde se fue forjando una tribu, y luego jefatura algo más organizada, a lo largo de los siglos sobre el área del actual cerro de San Isidro.
Para el año 220 a. C. Aníbal conquistó la ciudad, que ya tenía una fortificación y un foso defensivo, y que para ese momento se llamaba Helmántica. Se trataba de un enclave de altísimo valor estratégico y con unas características geomorfológicas que la hacían ideal para la defensa territorial.
Después de finalizada la Segunda Guerra Púnica, las tropas romanas lograron hacerse de la ciudad, la cual desde temprano fue elegida como un enclave indispensable como vía de comunicación con el resto de las provincias.
Después de la caída del Imperio Romano y del saqueo de los visigodos, la ciudad terminó conquistada por las tropas musulmanas en el año 712. Para ese momento Salamanca fue usada como un núcleo urbano sin importancia. Esta situación se mantuvo a lo largo de 200 años hasta que finalmente fue reconquistada por las tropas cristianas en el año 939.
La Edad Media
Tras la reconquista la ciudad experimenta un repoblamiento algo inestable debido a las continuas escaramuzas musulmanas y a las luchas intestinas entre los reinos cristianos, hasta que finalmente Alfonso VI consiguió la estabilidad total en 1085.
La población mayoritaria dentro del repoblamiento estaba representada por serranos quienes eran profesionales tanto en la ganadería como en la guerra.
En poco tiempo la ciudad desbordó sus límites naturales y se extendió, siendo dividida en clanes que controlaban el poder político, militar, económico, comercial y académico/secular.
Esta estructura ayudó a que la ciudad se fortificara para la defensa y la diócesis recibiera un impulso en materia académica y pedagógica. Lentamente, Salamanca se estaba convirtiendo en la gran ciudad del saber y del conocimiento en toda España.
Sin embargo, esa misma división social que ayudó a estabilizar Salamanca también se estaba convirtiendo en un foco de inestabilidad por el control político y económico, lo que originó continuos altercados y episodios armados entre los clanes a lo largo de los siglos XV y parte del XVI.
La ciudad del saber y la gran decadencia
La llegada del siglo XVI significó el máximo esplendor de Salamanca gracias a su fama de ciudad universitaria debido al inmenso prestigio de su profesorado. Para 1580, de una población de 24 mil habitantes tenían más de 6 mil estudiantes, algo espectacular para la época.
Esta merecida fama se acrecentó con el paso de las décadas y para el siglo XVIII salamanca vivía un auténtico renacimiento económico, académico y cultural que se tradujo en espectaculares catedrales, edificios monumentales y un crecimiento sostenido de su universidad.
Sin embargo, este magnífico esplendor sufrió un serio revés cuando las tropas francesas invadieron España y tomaron Salamanca en 1809.
Bajo la ocupación napoleónica la ciudad sufrió terribles daños en su campus universitario y en muchos de sus núcleos urbanos de gran valor patrimonial, cuando las tropas arrasaron valiosos recintos con el objetivo de crear barreras defensivas. A esta situación ruinosa después se sumó la desastrosa decisión de Fernando VII de cerrar las universidades en toda España.
A lo largo del siglo XIX Salamanca fue escenario de profundos sucesos turbulentos que afectaron su calidad de vida, en especial después de la proclamación de la Primera República y su posterior derrocamiento.
La ciudad experimentó una leve recuperación gracias a la aparición del ferrocarril y por su designación como capital de provincia, lo que mejoró la situación socioeconómica, pero el período de decadencia se acrecentaría durante el siglo XX después del crack de 1929 y de la llegada de la Guerra Civil, al caer en manos franquistas.
El renacer y el futuro
La victoria franquista supuso otro serio revés para Salamanca, cuna del conocimiento y de la cultura española y fue necesaria la llegada de la democracia para que la ciudad recuperara su antiguo brillo y esplendor, cuando sus universidades se reimpulsaron y se desarrollaron como nunca antes.
En 1988 Salamanca fue designada Patrimonio Histórico de la Humanidad en reconocimiento de su inmenso valor cultural y académico, pero no fue sino hasta 2002 cuando llegó a la cúspide de su gloria al ser designada Casa Europea de la Cultura.
En la actualidad, Salamanca representa un singular ejemplo de “turismo cultural” al recibir cada año cientos de miles de estudiantes de todo el mundo gracias a sus afamadas universidades, sus magníficas bibliotecas y espectaculares construcciones de enorme valor patrimonial e histórico y a sus innumerables intercambios culturales y educativos con las mejores universidades del mundo.