Uno de los lugares más peculiares e interesantes que existen en Oviedo es su curiosa y enigmática Plaza del Paraguas, situada en el solar donde antiguamente se encontraba una iglesia románica consagrada a San Isidro y de la que únicamente queda en pie uno de sus arcos.
El origen de esta curiosa plaza data del año 1926 cuando ese lugar era usado como un importante mercado de víveres y se decidió reemplazarlo como mercado lechero, y para ello era necesario construir un área techada.
El ingeniero responsable de la construcción del mercado, Sánchez del Río, recibió el encargo y el diseño propuesto por él tenía la forma de un inmenso paraguas hecho de hormigón constituida por una serie de bovedillas hechas de uralita de un centímetro de espesor con el objetivo de que fuera práctico, resistente y visualmente interesante.
Con el paso del tiempo el mercado lechero desapareció dejando en su lugar el solar con el inmenso paraguas para convertirse en una plaza que fue usada como lugar de reunión para eventos políticos, como punto de reunión habitual y finalmente como una plaza recreativa.
Otro de los grandes atractivos que posee la Plaza del paraguas es el hecho de que a su alrededor se encuentran muchos bares, restaurantes y locales de vida nocturnos que lo han convertido en un punto de encuentro ideal, en especial para los turistas y visitantes.
Además, la Plaza del Paraguas es usada también como lugar de conciertos y eventos musicales, así como otras actividades culturales de gran atractivo en la ciudad, como la tradicional Danza Prima, que solía llevarse a cabo en esa plaza hasta el año 1978.
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