La Fuente de Cibeles, popularmente conocida simplemente como Cibeles, se encuentra en la plaza homónima y es una de las fuentes monumentales más famosas que posee Madrid.
Su construcción, durante el siglo XVIII, formaba parte de una ambiciosa iniciativa de reordenamiento urbano propiciada por Carlos III cuyo objetivo era elevar a Madrid entre lo más granado de las capitales europeas, la idea era adornar la ciudad dentro de la estética neoclasicista imperante durante ese siglo.
La fuente representaba a la diosa Cibeles como un símbolo de la tierra y de la fecundidad victoriosa sobre un carro tirado por Hipómenes y Atalante, sus dos leones, con la idea de magnificar lo que se deseaba plasmar.
Para llevar a cabo este ambicioso proyecto, diseñado en su totalidad por Ventura Rodríguez, se comisionó a los artistas Francisco Gutiérrez la escultura de Cibeles y su carro, a Roberto Michel el esculpido de los leones y finalmente Miguel Ximénez realizar los adornos del conjunto escultórico.
La enorme belleza de las esculturas se pone de manifiesto por la calidad de la obra ya que Cibeles y sus leones fueron esculpidos en mármol cárdeno procedente de Montesclaros en Toledo, mientras el resto del conjunto se esculpió en piedra procedente de Redueña, en las cercanías de la Sierra de la Cabrera.
Debido a su estratégica ubicación en un sitio muy céntrico y a su inmenso simbolismo, con el paso del tiempo la Fuente de Cibeles se ha visto ligada al triunfo y éxito colectivo de la ciudad, en especial a nivel deportivo, al convertirse en el sitio predilecto para que los fanáticos del Real Madrid festejen los triunfos de su equipo. Gracias a esto, la Fuente de Cibeles se ha convertido en uno de los emblemas más reconocidos de la ciudad a nivel mundial.
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