Uno de los grandes atractivos que posee la ciudad de León es que se trata de una de las muy escasas ciudades europeas que todavía conservan de manera casi intacta las fortificaciones amuralladas originales de la era romana, y de su período medieval, y que actualmente delimita por completo el casco antiguo de la ciudad.
Estas murallas romanas datan del siglo I y fueron construidas por la Sexta Legión Romana con el objetivo de proteger y custodiar la población Astur asentada en esa zona durante el año 74.
Para el siglo IX esta área fue repoblada como parte de un enclave del Reino de Asturias que reparó la muralla romana y posteriormente la amplió para formar parte de lo que luego sería el casco antiguo de la ciudad de León.
Esta magnífica muralla romana forma parte de la fortificación medieval que existía en el siglo XIV que incluía el Castillo de León y la cerca de piedra levantada en la Edad Media.
Además del enorme valor patrimonial que posee esta magnífica muralla, una de sus grandes utilidades turísticas actuales es que forma parte de un espléndido y lúdico recorrido alrededor de todo el casco antiguo donde los turistas pueden acceder a toda una serie de grandes construcciones monumentales.
Entre los muchos accesos directos que ofrece la muralla romana están a los arcos de San Albito y el de las Cien Doncellas, toda una serie de puertas, entre ellas la Puerta del Castillo, del Obispo, del Peso, del Sol y de Santa Ana, entre muchas otras, además de la Basílica de San Isidoro, la Catedral de León y la Iglesia de Nuestra Señora del Mercado y la Iglesia de San Marcelo.
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