La primera catedral de Jaén se levantó sobre los cimientos de una antigua mezquita, tras la conquista de la ciudad por Fernando III en el año 1246.
Durante el siglo XIV, el Obispo don Nicolás de Biedma logró traer a Jaén la reliquia de la Santa Faz, uno de los tres paños que Santa Verónica usó para secar el sudor y la sangre de Jesús cuando subió al calvario. Esto convirtió a la antigua iglesia en un lugar de peregrinación, por lo que fue necesario ampliarla.
En el siglo XIV se encargó una nueva catedral, que fue proyectada con un estilo renacentista por el arquitecto Andrés de Vandelvira. Debido a distintas dificultades, las obras se demoraron tres siglos en culminarse, y sin embargo el estilo imaginado por el maestro fue respetado.
Gracias a su exterior armonioso y a su interior solemne y majestuoso, la Catedral de Jaén es considerada como una de los ejemplos arquitectónicos más notables del Renacimiento en Andalucía, y por este motivo desde hace algunos años se inició el proceso para lograr que la UNESCO lo declare como Patrimonio Mundial.
El Museo Catedralicio está ubicado dentro de la Catedral de Jaén, concretamente en el antiguo panteón de los canónigos.
El museo cuenta con tres salas de exposiciones, donde se muestran las obras artísticas de la Catedral y también de otros templos de la diócesis. Los visitantes podrán contemplar lo mejor del arte sacro en trabajos de orfebrería, pintura, escultura y también con algunos ejemplares de libros corales litúrgicos.
Las pinturas exhibidas están fechadas entre finales del siglo XV y el siglo XIX, aunque el período más representado es el Barroco.
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