El Monasterio de la Cartuja es un templo que albergó, desde el siglo XVI hasta el siglo XIX, una comunidad de monjes de la orden de los cartujos y está considerada una de las obras más representativas del barroco español.
Al igual que muchas otras iglesias, este monasterio sufrió una construcción sumamente larga y accidentada a lo largo de 3 siglos, lo que llevó a una mezcla interesante de estilos arquitectónicos hasta que finalmente los cartujos fueron expulsados en 1835 durante la desamortización, quedando el monasterio descuidado y abandonado.
Se trata de una construcción monumental y profusamente decorada, con detalles muy interesantes y característicos como su portada original del siglo XVI de inconfundible estilo plateresco, un claustrillo del siglo XVII con una arquería de estilo dórico, un refectorio con crucería gótica con arcos de medio punto bellamente decorada y su rica colección de pinturas.
Otros detalles que destacan en su construcción es la Capilla de Legos del siglo XVI con un bello retablo obra de Juan Sánchez Cotán, una imponente cúpula pintada por el afamado artista Antonio Palomino y sus distintas salas, todas ellas decoradas con un rico estilo artístico donde destacan pinturas de Juan Sánchez Cotán y Vicente Carducho.
El estilo barroco sobresale en la sacristía que posee una ornamentación profunda con obras de Tomás Ferrer en su cúpula y una decoración interesante que impresiona a simple vista.
Debido a su rico valor patrimonial, histórico y artístico, el Monasterio de la Cartuja recibió la declaración de Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico-Artístico en junio de 1931.
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