La Iglesia de San Mateo inició su construcción durante el siglo XVI sobre las fundaciones de una antigua iglesia que a su vez usó las fundaciones de una antigua mezquita.
Se trata de una obra imponente que estuvo bajo el mando de una serie de arquitectos a lo largo de más de 100 años y por esa razón se observa una interesante mezcla de estilos arquitectónicos.
El diseño del templo es de inconfundible estilo gótico con un arco carpanel escoltado por columnas con dos medallones en las enjutas, uno de ellos presenta la efigie de San Pedro y el otro de San Pablo, mientras que en el centro del friso se observa la imagen de San Mateo.
Cabe resaltar que la torre de la iglesia se muestra con gran sobriedad y fue el último elemento arquitectónico que se construyó en 1780.
La iglesia es de una nave única con un retablo en su altar mayor hecho de pino sin policromar con un estilo extremeño atribuido a Vicente Barbadillo, donde destacan sus figuras en las hornacinas, también policromadas, en especial la del Niño de la Congregación.
Como buen templo de estilo gótico, la iglesia es excelsa en detalles de gran calidad y acabado, entre ellas sus capillas de la nobleza cacereña bellamente decoradas con lienzos y esculturas alegóricas.
Un detalle interesante es que su reloj no es de origen, sino que se trasladó de la Torre de Bujaco llamándola como la Torre del Reloj y que entre los siglos XVI y XVIII fungió como una guía de tiempo para los lugareños.
Dada su extraordinario valor patrimonial, la Iglesia de San Mateo fue declarada Monumento Histórico Artístico en el año 1982.
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