En lo que era la Judería Vieja de Cáceres se encuentra la Ermita de San Antonio, que ocupa el área de lo que en el pasado era una antigua sinagoga que fue totalmente reformada como iglesia cristiana después de la reconquista y luego rebautizada con el nombre del santo.
El diseño arquitectónico de esta ermita posee fundamentos de la arquitectura popular religiosa debido a que fue construida con materiales sencillos, en especial adobe, mampostería y madera y su construcción recibió el mecenazgo de don Alonso Golfín durante el siglo XV.
Tanto su diseño como su acabado es de gran sencillez, su construcción aprovechó la antigua muralla de la ciudad para apoyar sobre ella la construcción. La fachada tiene tres arcos, dos laterales y uno frontal.
Lo más destacado de su exterior es un azulejo de San Antonio de Padua del siglo XVIII, el cual da nombre al barrio y a la ermita.
Lo más destacado de su interior es su retablo,donde se veneran las imágenes de San Antonio de Padua, la Sagrada Familia, San Miguel Arcángel y San Juan Bautista.
Qué ver en Cáceres