La Concatedral de Santa María, también conocida como la Santa Iglesia Concatedral de Santa María es el templo más importante de Cáceres y también la más antigua ya que su construcción finalizó a mediados del siglo XVI, sobre las bases de una antigua construcción del siglo XIII.
De estilo románico y pregótico, esta iglesia fue enteramente construida con sillares de granito y su fachada se resalta con sus dos portadas de estilo gótico, la primera del Evangelio frente al palacio Episcopal, y la segunda, la principal, donde destaca la heráldica de los Orellana con canecillos románicos en la cornisa.
Es un templo de dimensiones monumentales y muros de gran grosor, pero con una única torre de tres cuerpos de planta rectangular y de estilo renacentista coronada por flameros sobre los que en la actualidad se encuentran nidos de cigüeñas.
La iglesia presenta unas bóvedas muy altas de crucería gótica, con claves y entrecruzamientos adornados con una serie de heráldicas de las casas nobles de la sociedad cacereña.
La iglesia no solo es imponente sino también majestuosa y abundante en tesoros patrimoniales y valiosas obras de arte, por ejemplo, varias capillas ricamente adornadas, entre ellas la de los Blázquez que contiene una talla del Cristo Negro de Cáceres del siglo XIV, la de Santa Ana de 1446 y otra de San Miguel de 1551 con rejas decoradas con un retablo barroco y escudos nobiliarios.
Otras obras de gran valor son un extraordinario retablo mayor plateresco del siglo XVI, ricamente decorado y adornado, hecho en cedro y pino de Flandes, obra de Guillén Ferrant y una portada plateresca en la sacristía, también del siglo XVI, obra de Alonso de Torralba.
Dentro de la sacristía se encuentra el Museo de la Concatedral que alberga valiosísimas piezas de plata, así como pinturas barrocas.
Debido a su inmenso valor artístico, histórico y patrimonial, la Concatedral de Santa María recibió la declaración de Monumento Histórico Artístico en 1931.