Si existe una palabra que puede abreviar la excelsa cocina cacereña sin duda alguna es puerco, y es que los productos porcinos, curados en su totalidad con pimentón, dan para llenar recetarios enteros, en especial por la influencia que se siente de la cocina portuguesa en sus guisos.
Además de ser una tierra de matanza, Cáceres también ofrece prodigiosos productos de la huerta y postres sencillos pero muy populares.
Caminos repletos de sabores
La enorme influencia en la cocina de Cáceres se debe a la propagación de la Vía Romana que llevó sus sabores hasta Castilla, hecho que acrecentó su popularidad.
Esta confluencia en los caminos, en especial durante turbulentos períodos históricos, son los responsables de la invención de un menú suculento y versátil en donde destacan exquisiteces como las perdices al modo de Alcántara, cuya popularidad se incrementó durante la invasión de las tropas napoleónicas.
Irónicamente, la invasión de las tropas francesas en 1808 fue una de las grandes razones de que la gastronomía cacereña se popularizara allende las fronteras españolas.
Esto fue debido a que, entre los trofeos de guerra, se encontraba un selecto recetario tradicional cacereño que fue muy apreciado tanto por la corte imperial como entre los afamados chefs franceses de ese entonces.
El cerdo, la cacería y la pesca
La ganadería porcina está muy desarrollada en Cáceres, lo que se ha traducido en una enorme variedad de productos muy populares por su calidad y sabor.
Por ejemplo la chirrichofla, una fritada de jamón, carne, lomo y demás sobrantes de la matanza porcina, el jamón de Montánchez, sus deliciosos chorizos, la patatera y el lomo embuchado, entre muchos otros.
Gracias a esta enorme cantidad de subproductos se elaboran unos platos deliciosos y abundantes, como por ejemplo los gazpachos del pastor, sus afamadas migas extremeñas y las pringadas, elaboradas con picadillo de chorizo. Otros platos deliciosos a base de estos subproductos del cerdo son el caldillo, un exquisito guiso hecho directamente de la matanza.
Además del cerdo, el menú culinario de Cáceres también ofrece platos elaborados con cordero, por ejemplo, el famoso frite extremeño, cordero frito preparado con pimentón y la cachuela a la cacereña que es un asado de rabos de cordero.
La abundante y variada pesca fluvial cacereña, en especial la tenca, originan la llamada Fiesta de la Tenca, un evento tan llamativo e importante que Extremadura la declaró Fiesta de Interés Turístico Gastronómico.
El tesoro de la huerta
La tierra de Cáceres ofrece un auténtico tesoro, entre las que se cuentan gran cantidad de hortalizas y frutas como cerezas, sandías, melones, cebollas, tomates, pimientos, pepinos, espárragos y tomates.
Esta enorme variedad se transforma en platos como el gazpacho cacereño, compuesto de cebolla, tomate, pimiento, pepino, sal, aceite, vinagre, agua y pan así como su gazpacho de espárragos.
También se encuentran las patatas en escabeche, la ensalada de zorongollo, las papas temblonas y en especial el popular aguao, un gazpacho elaborado con agua, cebolla, vinagre y aceite mezclado en un cuenco como si fuera un gazpacho, junto con una sopa de patatas o de tomate.
Repostería simple pero deliciosa
Si bien la repostería cacereña podría llamarse simple, está llena de dulces convencionales cuya sencillez es el auténtico secreto de su popularidad. Entre sus muchos dulces destacan las perrunillas, las rosquillas de alfajor, los buñuelos de viento, los pestiños y los mantecados y hornazos.
Existen ciertos dulces tradicionales que suelen comerse en eventos específicos como los sapillos, que en algunas localidades se le conocen como repápalos dulces, que se consumen durante la Semana Santa.
También los crispiones y las floretas, estas últimas son dulces que se suelen servir durante las bodas.