Los primeros vestigios históricos del territorio en donde está la actual ciudad de Cáceres se remontan aproximadamente un millón de años, habiéndo podido establecerse gracias a los estudios arqueológicos y antropológicos que han encontrado yacimientos con artefactos, pinturas rupestres y osamentas de lo que parecía ser una tribu sedentaria.
Fue necesaria la llegada de los romanos para que estos asentamientos primitivos se convirtieran en un auténtico centro urbano organizado.
Después de la decadencia romana del siglo V, los visigodos arrasaron por completo el antiguo asentamiento, que quedó abandonado durante siglos.
No fue sino hasta la llegada de las tropas musulmanas del África del norte que se hicieron del enclave estratégico romano abandonado y sobre él erigieron una fortaleza defensiva muy bien organizada para hacerle frente a los ejércitos cristianos.
Finalmente, Alfonso IX le otorgó el territorio al reino de León, pero esta medida administrativa no calmó los ánimos y codicias de los implicados que se extendió por espacio de dos siglos hasta que después de concluida la Guerra de Sucesión Castellana la reina Isabel I logró aplacar la situación en 1477.
Con la llegada del siglo XVIII la situación de Cáceres era de absoluta nulidad ya que cacería de importancia política y apenas era otra de las tantas villas existentes en Extremadura.
Pero después de la llegada de una gran cantidad de nuevos pobladores foráneos a mediados de siglo, Cáceres experimentó un florecimiento socioeconómico creando una burguesía rural que luego se alimentó de ganaderos venidos de la sierra de Cameros y empresarios textiles, lo que hizo que la ciudad recuperara algo de influencia económica.
Pero no fue sino hasta el año 1790, cuando Carlos IV estableció en Cáceres la sede de la Real Audiencia de Extremadura, que la villa se convirtió en el centro de la política regional.
Este inesperado impulso se tradujo en un florecimiento urbano en donde Cáceres creció exponencialmente en calles, avenidas y edificios nuevos.
Fue tanto su crecimiento que fue declarada capital provincial y supuso una bonanza que se tradujo en proyectos ambiciosos como la construcción de la Plaza de Toros de Cáceres, considerada en ese momento la mejor de España, además de la industrialización mineral y de un incipiente motor turístico.
A finales del siglo XIX Cáceres ya contaba con una línea ferroviaria, que en su momento suscitó problemas de ordenanza urbana, y un foco productivo dinámico, lo que motivó que en 1882 Alfonso XII la declarara ciudad.
Con la llegada del siglo XX Cáceres ya contaba con un núcleo urbano de edificios de varios pisos, así como barrios comerciales que hizo de la ciudad un lugar próspero.
Siglo XX y siglo XXI
La profunda inestabilidad política se hizo sentir en Cáceres en buena parte del nuevo siglo y se intensificó después de la crisis del año 1929.
Al estallar la Guerra Civil Española, Cáceres se convierte en una plaza importante de las tropas franquistas sublevadas desatando sangrientas represalias contra la población republicana de la ciudad, que luego fue defendida a sangre y fuego de los contraataques republicanos.
Después de finalizada la guerra, la ciudad vivió una etapa de repoblación con el objetivo de recuperar el nivel económico perdido antes de la guerra, pero no fue sino hasta iniciado el período democrático que Cáceres comenzó a experimentar un repunte en todos los órdenes sociales y económicos que ayudaron a convertirla en un importante centro social, educativo y académico.
Para comienzo de los años 80s los frutos de estos proyectos a largo plazo comienzan a disfrutarse al exhibir un nuevo trazado urbano y la creación de nuevos colegios, centros educativos y académicos.
La Universidad de Extremadura, fundada en 1973, adquiere una gran importancia gracias a sus investigaciones y cátedras de alta calidad.
El casco histórico de la ciudad experimenta una profunda restauración, recuperando por completo el brillo de antiguas eras y recibiendo el título de Patrimonio Histórico de la Humanidad en 1986, lo que marcaría un hito dentro de la ciudad como un centro de gran interés académico, patrimonial y turístico.
Al llegar el siglo XXI Cáceres poseía una reputación y credibilidad como una ciudad cultural y académica de gran renombre, no solo en España, sino también en la Europa occidental, razón que motivó a que presentara su candidatura como Ciudad Europea de la Cultura en el año 2016 ante la Unión Europea.
En la actualidad, Cáceres es uno de los principales polos turísticos, educativos e industriales de Extremadura y se ha destacado como uno de los lugares que marcarán el futuro de España en materia académica y cultural gracias a sus estrechos lazos con la América Latina y su notable influencia dentro de las academias y universidades en América.