De todos los personajes célebres de Burgos sin duda el más famoso a nivel mundial es Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como el Cid Campeador, una figura heroica durante la reconquista y que ha permanecido dentro del imaginario colectivo burgalés y razón por la cual la Estatua del Cid es uno de los atractivos más emblemáticos de la ciudad.
La estatua es un impresionante monumento ecuestre que se encuentra en la Plaza de Mio Cid, al lado del Puente de San Pablo, que cruza el el río Arlanzón, en pleno centro de Burgos y fue obra del afamado escultor Juan Cristóbal González Quesada e inaugurada en 1955, siendo uno de los siete monumentos en honor al Cid que existen en el mundo.
Con una altura de 4 metros y fundida en bronce, la estatua es altamente simbólica representando al Cid sobre Babieca, su famoso corcel, blandiendo en la mano derecha a Tizona, su célebre espada, y cruzando el río Arlanzón dispuesto a enfrentar su destierro.
Para completar la magnanimidad del monumento, González Quesada la colocó sobre un sólido pedestal de piedra caliza y granito de 5 metros de altura sobre el que aparecen inscritos textos relativos a la vida, obra y muerte del Cid, además de las heráldicas de Burgos y Castilla.
La estatua completa el denominado Ciclo Cidiano, compuesto por ocho esculturas obra de Joaquín Lucarini con los personajes más íntimos y allegados al Cid y distribuidas a lo largo del Puente de San Pablo.
Como dato anecdótico, la piedra fundacional de este impresionante monumento la colocó Alfonso XIII en el año 1905, pero no sería hasta 1947 cuando se iniciaron las gestiones finales para su construcción, realizando una inauguración de Estado en 1955 a la que asistió Francisco Franco junto con un desfile de honor de las Fuerzas Armadas.