El Palacio de la Música Catalana es un hermoso auditorio musical que fue proyectado por el afamado arquitecto modernista catalán Lluís Doménech i Montaner y cuya construcción transcurrió entre 1905 y 1908.
Doménech, al igual que Gaudí, tenía un sentido de altísima sensibilidad del espacio y entorno, cosa que se pone de manifiesto al observar las delicadas pero sólidas estructuras de este imponente edificio usando enormes muros hechos de cristal e integrándolos con diversas ramas artísticas como la escultura, el vitral, los mosaicos y la forja.
La originalidad en el diseño arquitectónico de Doménech se pone de manifiesto al mezclar los enormes muros de vidrio con una espléndida estructura de hierro que permite que su planta principal aparezca cerrada con el vidrio e integrado con los demás elementos.
Su patio, por ejemplo, se diseñó de forma tal que la sala de conciertos quedara con idéntica simetría en su distribución y en la entrada de luz y diseñando en el primer piso el auditorio con un acceso por varios tramos de escalera de forma tal que compensa el volumen de manera eficiente.
Otro detalle destacable es el exterior lleno de hermosas esculturas de estilo barroquizante y modernista que simbolizan el mundo musical y creando, en sí, todo un conjunto arquitectónico pleno en armonía y “tempo”. Todo esto permite integrarlos como si se tratara de una sinfonía arquitectónica donde elementos como las tuberías del enorme órgano se transforman en un elemento decorativo icónico.
Es tal la maravillosa obra arquitectónica que logro crear Doménech que el Palacio de la Música Catalana fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997.
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