La Concatedral de San Nicolás de Bari, con un estilo arquitectónico renacentista, fue construida durante 1616 y 1662 sobre los restos de una antigua mezquita como parte de un complejo arquitectónico acompañando al claustro, de estilo gótico valenciano, que procedía del siglo XV.
El diseño de su planta es de cruz latina con poco desarrollo en los brazos de su crucero, capillas entre los contrafuertes y una enorme cabecera con girola, además, su planta se duplica en su nivel superior, lo que le permite alcanzar una enorme altura.
El aspecto exterior de este monumental templo destaca por su impresionante sobriedad enmarcado dentro del llamado renacimiento tardío y la primera etapa del barroco y su diseño original era de Agustín Bernardino. En el interior, en cambio, sus enormes proporciones tienden a intimidar a los visitantes donde destaca una esbelta y elegante cúpula obra del afamado arquitecto alicantino Miguel del Real, además de un revestimiento de casetones romanos con un óculo rematado con una linterna que alcanza una altura superior a los 44 metros.
El conjunto arquitectónico de esta concatedral incluye la antesacristía, sacristía, claustro rectangular, sala capitular y por supuesto la iglesia. En el siglo XVIII se incluyó la capilla de la Comunión excelsamente decorada con planta de cruz griega que contrasta con el resto del conjunto y está considerada como una de las más hermosas de todo el Barroco español.
Uno de los grandes atractivos que posee la Concatedral de San Nicolás es su impresionante patrimonio artístico donde resaltan el Retablo de las Ánimas del siglo XVI, obra de Nicolás Borrás, El Cristo de la Buena Suerte del siglo XVII de Nicolás de Bussi, un precioso baldaquino italiano hecho de mármol y jaspe que data de 1688 y el inmenso órgano del siglo XVI, el cual es el más antiguo de la Comunidad Valenciana.
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