En el año 62 a. C. las tropas de Julio César llegaron hasta el enclave que actualmente es A Coruña y establecieron un estratégico puerto hacia el Atlántico, convirtiéndose en una importante ruta naviera y comercial que tenía por nombre
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Al caer el imperio romano el asentamiento caería en manos visigodas y fue una de las pocas poblaciones que no cayó en manos musulmanas después de la invasión de 711 por estar al extremo noroeste. Gracias a esto logró formar parte del Reino de Asturias.
Sin embargo, A Coruña no pudo librarse de los continuos ataques de las flotas vikingas durante los siglos X y XI y tanto el asentamiento como el puerto quedaron despoblados.
La enorme riqueza y prosperidad de A Coruña la hizo merecedora del título de ciudad en 1446, lo que aumentó aún más su influencia e importancia geográfica y estratégica.
Durante los siglos XVII y XVIII A Coruña se ve envuelta en las guerras e intrigas que se desataron entre los diferentes reinos españoles, lo que se tradujo en un golpe económico debido a la imposición de elevados impuestos y en el reclutamiento obligatorio de la población.
La ciudad sufrió durante 1588 y 1589 el continuo ataque de la armada británica capitaneada por Francis Drake, ya que veían a A Coruña como un punto estratégico muy codiciado por sus rutas comerciales y su enorme riqueza, resistiendo heroicamente el asedio.
Para evitar que algo parecido pudiera volver a suceder, Felipe III ordena trasladar la Real Audiencia de Santiago de Compostela a A Coruña para fortalecerla y blindar su seguridad, creando la Escuela de los Muchachos del Mar en 1620.
Un serio revés se produjo durante la Guerra de Sucesión que obligó a incrementar nuevamente los impuestos y reactivar el reclutamiento obligatorio y después de terminado el conflicto en 1716 la ciudad vivió un nuevo impulso gracias a las exportaciones del empresariado catalán.
Pero el verdadero momento de esplendor ocurrió cuando Carlos III ordena disolver el monopolio comercial de Cádiz permitiendo que 13 puertos pudieran comerciar directamente con las colonias españolas, entre ellos A Coruña, lo que originó un repunte económico sin precedentes, en especial en su industria tabacalera.
El turbulento y beneficioso siglo XIX
Durante los primeros años del siglo XIX A Coruña contaba con un puerto desarrollado y líneas de navegación muy activas, esta prosperidad se vio truncada cuando las tropas napoleónicas invaden España en 1808 y enseguida toda Galicia se levantó contra el invasor.
Después de una breve ocupación francesa de 9 meses durante el año 1809, A Coruña mantuvo su posición resistiendo mediante una intensa guerra de guerrillas en donde golpeaban al invasor y luego huían sin enfrentar batalla.
Después de finalizada la guerra de independencia contra los franceses, A Coruña se vio inmersa en una intensa y turbulenta serie de conflictos que incluyeron el infructuoso intento de restablecer la constitución en 1815 y las Guerras Carlistas durante 1833, en donde la ciudad quedó cercada en varias oportunidades.
Esta inestabilidad política termina en 1849 cuando Isabel II nombró A Coruña como capital de la provincia.
Durante la segunda mitad del siglo XIX la ciudad se moderniza con la instalación de grandes industrias, una poderosa red bancaria y un reordenamiento urbano.
Otro gran impulso que recibió A Coruña fue después de 1898, cuando se pierden las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Esto obligó a los grandes hacendados gallegos a regresar a A Coruña con las grandes fortunas acumuladas, inyectándolas dentro de la economía local.
El siglo XX y el futuro
Para el año 1912 la población de A Coruña se había triplicado en relación con el siglo anterior, aumentando después con el desarrollo industrial del puerto y las empresas de bienes y servicios, lo que se tradujo en un inmenso boom inmobiliario, aprovechando el Ensanche de fin de siglo XIX.
Sin embargo, la ciudad no puede escapar de la terrible inestabilidad política que se genera en España después de la proclamación de la segunda república en 1931, que si bien no afectó en absoluto el imparable reimpulso económico, no pudo evitar sufrir el estallido de la Guerra Civil de 1936.
Bajo la dictadura franquista la ciudad florece bajo el marco del llamado Milagro Económico Español, que se verá reimpulsado con la llegada de la democracia, y si bien pierde la capitalidad de Galicia en 1981, la ciudad vive un esplendor y un enorme desarrollo urbanístico, naviero e industrial.
Con la llegada del nuevo siglo, A Coruña se enfrenta a grandes retos, especialmente después del crack del 2008, que afectó el sector inmobiliario e industrial, en donde su industria portuaria debe competir con otros puertos comerciales en un mundo cada vez más globalizado.